Tras valorar los distintos relatos recibidos para el concurso «microrelatos» organizado desde la Biblioteca del Conservatorio para la Semana Cultural 2022, nos complace anunciar los siguientes premios:

Categoría infantil: Naiara Rubio Aldayturriaga
Categoría juvenil: Pablo Brualla Civera

Muchísimas gracias a todos y a todas por la participación, sin la que no sería posible hacer este concurso y enhorabuena porque la calidad de todas las historias ha sido buenísima.

Ahora podrás disfrutar de las dos historias de nuestros ganadores:

Categoría infantil: Naiara Rubio Aldayturriaga

UNA MODERNA INTERPRETACIÓN

Por fin llegó el día. Después de tanta preparación con mi grupo de colectiva de violín, interpretaríamos la gavota en la audición. Recordábamos las indicaciones: fortísimos, pianos, lanzar el arco, vibrar con la mano… ¡y la afinación! Íbamos a intentar que no se nos escapara ni una.

Mientras tocaban otros grupos, nosotros esperábamos impacientes sentados en la primera fila del salón de actos. Yo estaba tranquila, había estudiado la obra durante mucho tiempo. Inconscientemente empecé a tararear una canción desconocida. De repente vi que el público me miraba más a mí que a los pequeños violinistas. ¿Me estaban escuchando?

Subimos al escenario. ¡Qué vergüenza tocar después de lo ocurrido! Algo sonaba raro. ¡Estaba tocando una obra de otra época de la historia de la música! Mis compañeros me miraban extrañados mientras tocaban la gavota y el público parecía no entender nada. Lo más sorprendente fue cuando nuestro profesor subió al escenario con su violín y me acompañó tocando mi canción. Pensé que al público no le habría gustado esa mezcla tan improvisada. ¡Pero triunfó! Todo el mundo nos dio la enhorabuena por esa canción tan moderna.

Con ello comprobé que si sientes la música, todo es posible.

_______________________________________________________________

Categoría juvenil: Pablo Brualla Civera

UNA NUEVA EXPERIENCIA

Subimos las escaleras y salimos al escenario, los aplausos dominan el auditorio, cada uno de los integrantes de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio se coloca en su respectivo asiento y nuestro director se prepara para comenzar el concierto.

Todo empieza a sonar perfectamente afinado y sincronizado. Pasan las hojas de las partituras mientras el tiempo avanza, ya se acerca el final de la sinfonía de Schubert, cuarenta minutos tocando sin parar, mi barbillera del violín esta húmeda debido al sudor y ya en la última página siento un tirón en el brazo izquierdo, menos mal que había un gran silencio donde pude recolocarlo y seguir tocando. El público aplaude con fuerza y la orquesta comienza a despedirse del escenario, la primera parte había terminado.

Tras una breve pausa me encontraba en el mismo escenario, en el mismo sitio listo para volver a tocar el violín, esta vez el repertorio era algo diferente, se trataban de tres piezas del Cascanueces las cuales me gustaban bastante y las tenía bien trabajadas. El director dio la primera indicación con la batuta y todo empezó a sornar.

Sin darme cuenta el concierto ya había terminado, orgulloso de mi trabajo y el de mis compañeros nos levantamos de las sillas e hicimos un saludo al público, este aplaudida de manera prolongada hasta que ordenadamente salíamos del escenario. Al salir de los camerinos algunas personas me felicitaban y yo orgulloso les daba las gracias, había sido una tarde para no olvidar, divertida y como siempre desbloqueando una de muchas experiencias que me quedan por vivir.